Una de las primeras cosas que tenemos que tener en cuenta para conectar con esa capacidad creativa es comprender que todos los seres humanos somos energía. Porque al ser conscientes de eso, nos conectamos con el verdadero flujo vital. Esa vitalidad que surge de la energía de nuestros átomos que están conectados con la energía del universo. Tal como dice el biólogo celular Bruce Lipton en su libro “Efecto Luna de Miel”:
“Los átomos están compuestos por vórtices de energía. Eso significa que las moléculas, que están compuestas por átomos, son también vórtices de energía; y por último, los seres humanos, todos compuestos por billones de células, son vórtices de energía. Es cierto que parece que somos entidades físicas, pero eso no es más que una ilusión, un truco de luz. ¡Todos somos energía!”
Sabiendo esto, entendemos que el verdadero acto de crear proviene de la conexión directa entre nuestra energía individual y esa energía universal que nos conecta con el todo. Cuando creamos desde ese lugar, creamos desde la creación universal en un acto creativo individual que aporta a la evolución humana y cósmica porque estamos sintonizados con el todo. Así, nos convertimos en un puente que conecta la energía de la Tierra con la del universo.
Somos Naturaleza
Esa energía universal que nos permite conectar con lo esencial está permanentemente presente en nuestro contacto con la naturaleza. Los bosques, la montaña, el mar, los valles, el desierto y cada paisaje natural es un portal de conexión con esa energía de naturaleza individual y universal de la creación. La naturaleza es la reina creativa de la Tierra. Gracias a ella y sus procesos podemos conectar con nuestra propia creatividad para entender e integrar el verdadero flujo de la vida cósmica, natural y humana.
Cuando tocamos una hojita, olemos una flor, abrazamos un árbol o nos bañamos en un río lo que estamos haciendo es entrar en contacto directo con la energía que nos interconecta a todos los seres vivos. Por eso, nos permite regenerarnos y armonizarnos. Como dice Beethoven:
“Los bosques, los árboles y las rocas le dan al hombre la resonancia que necesita”.
Nuestro entorno natural está lleno de seres vivos, de pura energía viva creativa, cuando vamos a la naturaleza nos conectamos directamente con esa creación que despierta intensamente el impulso creativo vital individual.